
Guarnicioneros enseñan su elaboración a las nuevas generaciones que inventan nuevos diseños.
Están hechos de crin y cola de caballo y se utilizan en concursos, ferias y romerías. Estos se atan en la frontalera mediante un cordón fino de cuero que surge de la parte posterior del penacho de donde bajan seis ramas que a su vez están compuestas por cinco flores que alternan en distintos colores.

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