
emotivo, hemos agradecido, pedido y llorado.
Quien no derrama alguna lagrima al ver a la Señora Reina de las Marismas agarrada a sus rejas porque ella es la que nos escucha y nos da fuerzas para seguir luchando a los peregrinos de todos los lugares, niños, adultos y ancianos.
Que grande eres madre me alegro de mi Fe hacia ti y de poder inculcarle esta a mi hijo.
Que día a día te esta amando, como de niña empece amarte yo.
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